Código de Red y costo de la mala calidad de energía

Santiago Barcón Palomar

Ex presidente y socio fundador de la Asociación Mexicana de Empresas de Eficiencia Energética.

 

A pesar de que en general se considera que se trata de una nueva regulación sólo para que el sistema eléctrico nacional funcione de manera más holgada, va mucho más allá. Una empresa que cumpla con el Código de Red tendrá ahorros significativos en su operación, y además podrá defenderse de los problemas que le causen la CFE y sus vecinos eléctricos. Pero esto es sólo la punta del iceberg; las oportunidades son mucho más amplias.

 

El 9 de abril de 2020 se cumplió un año de la entrada en vigor del Código de Red (CR), la regulación emitida por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) que contiene los requerimientos técnicos mínimos necesarios para asegurar el desarrollo eficiente de todos los procesos asociados con el sistema eléctrico nacional. Su objetivo es definir criterios técnicos que promuevan que el sistema eléctrico nacional alcance y mantenga una “condición adecuada de operación”. Se trata de un componente muy importante de la reforma energética, de conformidad con el artículo 12, fracción XXXVII de la Ley de la Industria Eléctrica.

 

El CR es la regulación técnica emitida por la CRE cuyo objetivo es establecer las obligaciones que deben cumplir los usuarios del servicio eléctrico nacional que lleven a cabo actividades como planeación, control operativo, control físico, interconexión y conexión, principalmente, con la finalidad de garantizar la continuidad y la calidad del suministro de energía eléctrica, y fomentar el desarrollo eficiente y confiable de la infraestructura del sistema para beneficio de todos sus usuarios.

 

Las obligaciones establecidas en dicho código están definidas considerando las actividades y funciones de cada usuario del sistema eléctrico y están encaminadas a promover que cada usuario mitigue los efectos que provoque en detrimento de la continuidad y calidad del suministro eléctrico.

 

El Código de Red se conforma por dos grandes secciones. La primera se refiere a las disposiciones generales del sistema eléctrico nacional, en las que se prevén criterios de carácter general con respecto a todas las actividades que se regulan a través del referido documento. La segunda sección se refiere a las disposiciones operativas del sistema, que se integran por manuales regulatorios, procedimientos y anexos técnicos.

 

Entre los principales cambios que trae consigo la entrada en vigencia el CR destacan:

• Sanciones y multas por incumplimiento del código.

• La nueva figura de “usuario calificado”.

• Estandarización de los parámetros de ajustes de las protecciones en cuanto a voltajes y frecuencias.

• Establecimiento de fechas de caducidad de los estudios de cortocircuito y coordinación de los sistemas de protección.

• Adopción de parámetros de calidad de la energía a cumplir por todos los usuarios del sistema eléctrico nacional.

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Implementación y cumplimiento

 

La implementación y cumplimiento del CR supone numerosos pasos y tareas a desarrollar, para los cuáles se necesita una planeación adecuada, el trabajo de múltiples áreas y especialistas. Para que el proyecto se logre con éxito deberá cumplir con diversos requerimientos, como el plan de trabajo del Código de Red y el estudio de cumplimiento.

 

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) aplicaba muchas reglas de manera discrecional, y en la mayoría de los casos, los clientes no respetaban la ley ni su reglamento.

 

A pesar de que en general se considera que se trata de una nueva regulación sólo para que el sistema eléctrico nacional funcione de manera más holgada, va mucho más allá. Una empresa que cumpla con el Código de Red tendrá ahorros significativos en su operación, y además podrá defenderse de los problemas que le causen la CFE y sus vecinos eléctricos. Pero esto es sólo la punta del iceberg; las oportunidades son mucho más amplias.

 

Primero lo más evidente. Si el centro de carga cumple con el CR, podrá pedir a la CFE que lo indemnice –si hay causal– por los contratiempos causados, ya sea por problemas de la propia CFE o de los vecinos eléctricos. Esto proporciona una defensa que, aunque existía, hasta ahora era cuesta arriba y con ella resultaba extremadamente difícil ganar. Con parámetros claros, que vienen indicados en el CR, establecer las responsabilidades resulta sencillo y directo.

 

Una parte importante la constituyen los beneficios internos. Por brevedad, aquí sólo se recalcará que contar con el estudio de corto circuito y una coordinación de protecciones adecuada permite garantizar la seguridad de los colaboradores y disminuir significativamente el riesgo de incendio. Esto debería ser suficiente para no ser cuestionado por los financieros. Sin embargo, es claro que no ocurrirá así. Para justificar económicamente el CR, se presentan las siguientes alternativas.

 

En primer lugar, una disminución muy relevante de las pérdidas económicas por falta de suministro y fallas de los equipos.

 

El costo de la mala calidad de energía eléctrica en Estados Unidos, según datos del Electric Power Research Institute (EPRI), es de 180 mil millones de dólares (mmdd). Esto incluye, por supuesto, la suspensión de operaciones, daños a los equipos y diversos costos asociados. La cifra ya es abrumadora, pero si se considera que las empresas eléctricas facturan 410 mmdd, vemos que se trata del 40%. En otras palabras, pagan 1 dólar por recibir el servicio, pero en promedio gastan 40 centavos adicionales por la mala calidad de la energía. El Leonardo Institute estima en 170 mil millones de euros el costo económico en la Unión Europea; es decir, no es una situación exclusiva de Estados Unidos, sino un problema global.

 

La CFE facturó en el año 2018 un poco más de 27 mmdd, por lo que el valor en México rebasa los 12 mil millones de dólares.

 

En segundo lugar, debe entenderse que el 80% de las fallas de los centros de carga son internas, es decir, al costo debe sumarse el hecho de que, de nuevo de acuerdo con el EPRI, cuatro quintas partes de las fallas son de origen interno.

 

En tercer lugar, si la instalación de capacitores y filtros de armónicas es correcta, se tendrán ahorros de 2 a 4%. La regla cardinal de la compensación de la energía reactiva y el filtrado de armónicas es llevarlos a cabo lo más cerca posible de la carga. De esta forma, las pérdidas por calentamiento en conductores y transformadores (el efecto Joule) disminuyen entre 2 y 4%. Esto puede comprobarse cuando, en un correcto estudio de CR, se incluyen los flujos de carga.

 

Si se suman los puntos anteriores, un 7% del valor del consumo anual resulta una buena aproximación. Debe tomarse en cuenta que estos valores se mantienen, así que cada año se contará con ese flujo.

 

Evaluación

 

Los integrantes de la industria eléctrica deberán cumplir con los criterios establecidos en el Código de Red. La CRE se encargará de evaluar a quienes estén en condición de incumplimiento estableciendo la sanción correspondiente, además de exigir de forma obligatoria un plan de trabajo detallando las acciones que serán implementadas para asegurar el cumplimiento de aquellos criterios sobre los cuales se haya detectado el incumplimiento.

 

La magnitud de la condición de incumplimiento será evaluada por la CRE con el apoyo técnico del Centro Nacional de Control de Energía, y considerará el impacto asociado a:

• Número de usuarios afectados

• Tiempo de interrupción del suministro eléctrico

• Energía no suministrada

• Corte manual de carga no controlable

• Otras

 

En suma, el CR no es un gasto, sino una gran inversión.

 

Fuente: Texto publicado en la Revista Mexicana de la Construcción RMC 644 junio 2020.

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