En la industria de la infraestructura, resulta primordial maximizar la vida útil y la funcionalidad de las carreteras existentes. Es aquí donde entra en juego la gestión de activos viales, un enfoque estratégico basado en datos que va más allá del simple mantenimiento reactivo. Se trata de gestionar una red de carreteras como un sistema, tomando decisiones informadas para optimizar su rendimiento y prolongar su vida útil.
La gestión de activos viales comienza con un inventario completo de todos los activos, incluidas carreteras, puentes, señales y sistemas de drenaje. Este inventario se complementa con evaluaciones periódicas del estado para monitorear estos activos.
Utilizando tecnologías como los sistemas de información geográfica (GIS) y sensores avanzados, se recopilan y analizan datos detallados, proporcionando una imagen clara de las condiciones actuales y las áreas que requieren atención.
El monitoreo continuo del rendimiento de los activos es esencial para identificar tendencias y problemas potenciales antes de que se vuelvan críticos. Los datos de volúmenes de tráfico, condiciones climáticas y patrones de uso contribuyen a una visión holística del rendimiento de los activos. Las herramientas avanzadas de análisis de datos ayudan a predecir el deterioro futuro y orientan las estrategias de mantenimiento proactivo.
El análisis del costo del ciclo de vida es un aspecto fundamental de la gestión de activos viales. Implica evaluar el costo total de poseer, operar, mantener y eventualmente reemplazar un activo durante toda su vida útil. Este enfoque garantiza que las decisiones se tomen en función de los impactos financieros a largo plazo en lugar de soluciones a corto plazo, promoviendo la rentabilidad y la sostenibilidad.
Identificar y mitigar los riesgos asociados con la infraestructura vial es vital. Esto incluye peligros naturales, como inundaciones y terremotos, así como riesgos provocados por el hombre, como mayores cargas de tráfico y daños accidentales. Un plan de gestión de riesgos sólido ayuda a priorizar las actividades de mantenimiento e inversión para abordar las vulnerabilidades más críticas.
Una gestión eficaz de activos viales implica una planificación estratégica de las actividades de mantenimiento y rehabilitación. El mantenimiento preventivo, como el recubrimiento y el sellado de grietas, extiende la vida útil de los pavimentos, mientras que la rehabilitación oportuna, como la repavimentación y la reconstrucción, restaura la funcionalidad y la seguridad. Priorizar estas actividades en función de las evaluaciones de estado y los datos de rendimiento garantiza una asignación óptima de los recursos.
Al adoptar un enfoque proactivo para el mantenimiento y la rehabilitación, la gestión de activos viales extiende significativamente la vida útil de la infraestructura, reduciendo la frecuencia y el costo de las reparaciones importantes.
La asignación eficiente de recursos basada en análisis de datos detallados y consideraciones de costos del ciclo de vida garantiza que los presupuestos se utilicen de manera efectiva, maximizando el retorno de la inversión.
El monitoreo regular y las intervenciones oportunas mejoran la seguridad y el desempeño de las redes viales, reduciendo los accidentes y mejorando la experiencia general del usuario.
Las prácticas sustentables en la gestión de activos viales, como el reciclaje de materiales y la reducción de emisiones, contribuyen a la conservación ambiental y al cumplimiento de las normas regulatorias.
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Referencias
Bank, A. D. (2018). Compendium of Best Practices in Road Asset Management. Asian Development Bank.
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